Cuando habla con total candidez de su vida privada, Jane Fonda traza paralelismos entre lo que sucedió con sus romances y lo que observaba en su padre, Henry Fonda, mientras crecía. “Mi papá se casó cinco veces, yo me detuve en el tercer divorcio, me di cuenta de que no se me había dado la capacidad para ser buena en las relaciones”, se sinceró en diálogo con Harper’s Bazaar. En la misma entrevista, la actriz y activista de 85 años aludió al patrón que se repitió en sus tres matrimonios. “Tenía un rol pasivo, trataba siempre de acomodarme a lo que cada marido quería de mí, pero no atendía mis propias necesidades, y creo que lo que más me atraía de estos vínculos era que cada persona me llevaba por caminos diferentes, me enseñaba cosas nuevas. Me atraen las personas que me puedan enseñar cosas, que viven vidas completamente diferentes a la mía, entonces me entrego a eso”, remarcó. Sin embargo, con el paso del tiempo, Fonda supo que tenía que atender esos anhelos personales.